jueves, 15 de octubre de 2015

Nuestros demonios.

Aun puedo sentir tu sabor en mis labios, un sabor dulce, un sabor extraño.
Aun puedo oler tu aroma, quedo tatuado en mi piel.
“Tus labios saben a sangre” dijiste, lo que no sabías es que estabas besando a un demonio, un ser que estaba buscando algo, ese algo que termino siendo alguien.
Mi corazón latía rápido, mi cuerpo temblaba, quizás seas mi debilidad.
Tu sabor a inocencia mezclada con perversión no sé si serás un ángel, quizás seas tan mundano como yo, irónico ¿No? Besar labios con sabor a sangre, ¿Quién es más demonio? ¿Yo que mis labios saben a sangre o tú qué sabes como sabe la sangre?
Espinas encarnadas en nuestras muñecas que no nos permiten acercarnos más, somos tan iguales pero tan distintos, y eso, no nos permite estar juntos, ya no podre saborear tu inocencia, ya no podre acariciar tu perversión.

Nuestras almas sangran, nuestros ojos se inundan, mis labios no quieren olvidar los tuyos, no quiero que tu aroma se mezcle con simples olores, quiero permanecer en ti, quiero seguir siendo uno contigo. Hasta que la vida nos acabe. 

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