miércoles, 21 de febrero de 2018

Salir.

Estaba sentado bajo un cielo libre de estrellas con alguna que otra nube que llenaba levemente el espacio. Mi perra estaba sentada sobre mis pies viendo como el humo del cigarrillo bailaba.
Esa noche subí a la terraza intentando encontrar calma de la tranquilidad que tenía en la oscuridad de mi pieza. Pero me di cuenta que lo que me molestaba era la tranquilidad que sentía en mi cabeza, en mi pecho. ¿Dónde quedaron esos golpes y malestares? Quizás, y espero, que en el pasado. Pero como mi vida se trata de ir por aguas turbias siempre busco el drama donde quizás no lo haya.
A veces olvidó de apreciar los detalles, quizás esas nubes no son de tormenta, quizás el cielo no está vacío. Quizás, yo tampoco lo este. Tal vez ese vacío que sentía era todo eso que tengo en mi interior queriendo hacerse notar, golpeando, empujando para poder salir. Pero como no logro ver lo bueno en un simple cielo vacío, en la tranquilidad de una habitación, en la compañía de mi mascota no podía ver todo eso que estaba en mi, y que está.
Creo que debería de empezar a golpear mi pecho para dejar salir todo esto que guardo, todo esto que soy.
Pero de todas formas la calma es algo que no me gusta, a veces es la previa a una tormenta. Pero, mi vida siempre ha sido una. Y siempre supe ver lo bueno de ellas, porque siempre se vuelve a ver el sol.
Y es lo que intento, ver "el sol" en mi.
Me va a costar mucho, pero sé que puedo lograr.

No hay comentarios:

Publicar un comentario