jueves, 11 de junio de 2015

Desde mi interior - Cuando Adán conoció a Adán (Capitulo 1)

Era alto, de pelo corto y oscuro siempre con remera manga larga, en pantalones jean, de piel con leve tono parecido al cappuccino, mirada perdida, ojos oscuros y sonrisas falsas.
¿Alguna vez, pensaste en la muerte?
Recuerdo el día en que te conocí. El día estaba nublado, el viento del otoño era frió y algunas hojas golpeaban mi rostro tenía las manos escondidas en el bolsillo delantero del buzo aun sentía el calor del café en mis manos solo quería guardarlo un poco más en mí. Quizás ese fue mi error, querer mantenerte en mí, en vez de disfrutar el calor.
Caminaba mirando el suelo el viento era demasiado fresco y me congelaba el rostro, tenía un buzo negro, un jean oscuro. La ciudad estaba rara, callada, dormida, a pesar de que recién comenzaba el día, todo en sí, estaba muerto… ¿Cómo tú? Quizás para ese entonces ya estabas muerto en vida.
¿Quizás, sea la única salida?
Levanté la mirada al chocar con alguien, eras . La mitad del rostro cubierta con una bufanda negra, unos auriculares en tus orejas y tu móvil en el bolsillo trasero del jean, irónico el que llevaras bufanda y no campera sino una simple remera manga larga a rayas, blanca y negra. Fondo blanco, rayas negras, un pantalón jean negro. Y una sonrisa, que tiempo después descubriría que era falsa.
No dijiste nada, simplemente seguiste caminando,  te seguí con la mirada. El calor en mis manos ya se había ido. Te perdiste entre árboles y hojas que caían, el frío viento en mi cara me despertó.
No recuerdo a donde me dirigía aquel día solo sé que cuando volvía de donde sea que haya ido te busqué con la mirada. Quise encontrarte pero no te volví a ver. ¿Te habrás dado cuenta de mi presencia?
Quien diría que tiempo después necesitaría de esas sonrisas falsas, de esa mirada pérdida, de ese calor que debí aprovechar en vez de perder el tiempo en tratar de que se quedara en mí… quizás, fue mi error.
La segunda vez que te vi fue cuando me defendiste de aquel idiota. Era muy raro de mí que vaya a clubes nocturnos y más si eran para  homosexuales. Era un 13 de Febrero, lo recuerdo bien porque la temática de esa noche seria anti-san Valentín, en si en toda la ciudad, de hace unos años atrás se había comenzado a hablar del “día negro”, un día contra el amor, un día donde reinaba el alcohol, y el sexo desenfrenado.  Estaba prohibida entrar con alguna prenda roja, rosa e incluso blanca. Había una gran fila todos con vestimenta oscura pareciera que estuvieran por asistir a un funeral, un gran funeral donde beberían, se emborracharían y tendrían sexo con algún desconocido en sí, esa era la idea. Emborracharse y tener sexo. Si terminabas en un trió mejor y ni hablar de una gran orgía, era como sacarse la lotería. Despertarse en la cama con quien sea que te hayas ido el 14 de Febrero y no tener que regalarle rosas, chocolates o cualquier regalo estúpido para poder tener sexo al finalizar el día. 

La noche era un poco fría pero soportable. Al entrar la música retumbaba por todos lados, en la pista muchas personas moviéndose al ritmo de ella con sus bailes sensuales e incluso sexuales. Un leve sudor les recorría el cuerpo pero en este caso era una ayuda más a la sensualidad. Algunos ya con sus camisas desprendidas y otros sin ellas. Incluso algunos decidieron llevar el baile a las zonas más oscuras del lugar, si es que nos entendemos a lo que me refiero.
El club estaba oscuro, con algo de humo aquí y allá por culpa de esas máquinas que tiran humo y bla bla… Juego de luces de todos los colores, menos los prohibidos, dejándote ciego al pasar del techo colgaban algunos cupidos ahorcados y con sus flechas, bueno, ocultas en un agujero donde no es común guardarlas. De los balcones internos colgaban algunas mangueras donde salían distintos tipos de licores y en los baños habían aparatos que con tan solo $5 conseguías un condón.
No recuerdo como fui vestido al club solo fui por simple curiosidad. De saber cómo eran, y quizás de mi sexualidad, bueno… no tan así. Todos bailando, cantando e incluso ya excedidos de alcohol, en cambio yo estaba en la barra, tomando quien sabe que trago, le di un último sorbo y mi garganta ardía. Sentía bajar el líquido por mi esófago dejando un camino de ardor por el hasta llegar a mi estómago luego de unos segundos el ardor desapareció. Apoyé el vaso en la barra cuando un chico se acercó a mí, era un poco más alto que yo, rubio y de ojos claros… “no confíes en los ojos claros” me decía mi mini yo que un día llego y nunca se fue…  de tez blanca, con una sonrisa cálida, estaba vestido con un pantalón azul y una camisa, no recuerdo su color, un poco desprendida en los botones finales, dejando ver levemente sus abdominales. Finalmente se sentó a mi lado, giro su cabeza hacia mí y sonrió, su voz era cautivadora.
–Hola, es la primera vez que te veo aquí, ¿Estas explorando lo que es el mundo gay? –No comprendía lo que me quiso decir, pero me sonrojé levemente o eso creí, sentía mis mejillas acalorarse –Digo estas en un club nocturno muy frecuentado en el ámbito gay, y no te veo bailando en la pista o en los rincones con algún chico, simplemente estas aquí sentado, apartado de todos.
–Ese sería asunto mío, no entiendo el porqué de que estas aquí –Lo mire de forma desafiante, tratando de no sonrojarme aunque un poco de miedo de que se vaya, era un chico lindo y no creía que otra persona como él se fijara en mí –Solo digo –Me miró, sonrió, y luego de una pausa hablo
–Me caes bien, ¿Bailamos?
Me tomo de las manos sin esperar alguna respuesta mía, entrelazo nuestros dedos y volví a sentir un poco caliente mis mejillas. No me doy bien para el baile y me costaba seguir el ritmo de la música, no sé cuánto tiempo bailamos, bueno el, yo hice el intento luego me susurro algo al oído que no pude descifrar por el sonido de la música tomo nuevamente mi mano  entrelazando nuestros dedos  y me llevo a un rincón de la pista, me coloco contra la pared  y él se puso en frente de mí, se acercó lentamente, me abrazo por la cintura e intento besarme, me quede congelado, mi primer beso homosexual… reaccione a tiempo y aparte el rostro, el rubio del que no sabía aun el nombre me quedo viendo, su sonrisa ya no estaba en su rostro. Lo quede mirando, sin saber qué hacer, intente irme haciéndome hacia un costado para irme a la barra nuevamente o ya irme de ese lugar pero él puso su brazo a mi costado, sacándome la salida ya que hacia el otro costado estaba una columna. Se volvió a acercar hacia mí e intento besarme de nuevo, volví a correr el rostro seguía sin sonreír cuando lo vi nuevamente, sabía que algo iba mal, se notaba que para él no era normal que lo rechazaran quizás yo era el primero que cometía esa estupidez.
– ¿Qué haces? –Fue una pregunta seca y de mirada dura.
No le respondí, solo aparte mira hacia abajo, avergonzado, si lo intentaba una vez más quizás lo besaba pero algo me decía que lo que haría no era besarme. Me miro con desprecio de arriba abajo luego levanto su mano para golpearme cuando estuvo a unos centímetros de mi rostro algo no lo dejaba hacerlo, no dejaba avanzar el golpe. Lo tenías agarrado del brazo, impidiendo que me golpee.
– ¿Pero qué cara… –Antes de que el pudiera terminar de decir la palabra, le diste un golpe en la nariz y un pequeño camino rojo salía de su orificio nasal, antes de que el pudiera devolverte el golpe un gran hombre vestido pantalones negros, una remera igual apretada re-saltándole los músculos por demás exagerados los tomo del cuello a ambos, casi levantándolos del suelo, arrastrándolos por la pista de baile me dirigió una mirada de odio indicándome que los siguiera y algo me decía que le hiciera caso porque quizás era capaz de buscarme por todo el lugar. Simplemente los seguí viendo como los arrojaba hacia la calle cayendo uno al lado del otro, el primero en levantarse fue el rubio sacudiéndose la ropa y limpiándose la camisa en ese momento le tiraste una patada en la rodilla, arrojándolo de nuevo al piso, te pusiste de pie y te tiraste sobre él dándole algunos golpes en la mandíbula pero solo fueron un par porque te arrojo al suelo de un empujón, dándote algunos (varios, demasiados) golpes en la mandíbula, a los costados de tu cabeza, en el estómago no podía seguir viendo cómo te golpeaban  creo que la adrenalina fluyo por mi cuerpo y me anime a hacer lo que nunca hubiera hecho por alguien más. Me acerque al rubio, le toque el hombro y cuando se dio media vuelta le arroje un golpe al rostro, luego otro, cayo hacia el suelo y le di otros antes de que el reaccionara, unas cuantas patadas al estómago y me sentía bien conmigo mismo, a los minutos o quizás segundos te levantaste e hiciste lo mismo que yo, algunas patadas hacia las costillas. Quizás deje sacar alguna sonrisas o carcajadas, cuando te sentiste bien contigo mismo me tomaste de la mano y sonreíste creo que en ese momento me sonroje de verdad, no solo sentía calor en mis mejillas sino también en todo el cuerpo, no sé qué me dijiste estaba perdido en mis pensamientos en ese momento luego comenzaste a correr, te seguí porque aún me tenías tomado de la mano. Corrimos un par de cuadras derecho, luego doblamos hacia la derecha, a la izquierda, volvimos a hacer unas cuadras rectas, luego doblamos a la izquierda y finalmente a la derecha. Ambos miramos hacia atrás para ver si no seguían cuando nos sentimos seguros dejamos de correr, caminábamos lento por el cansancio, la respiración de ambos era agitada. Aun estábamos de la mano y siendo sincero tenía ganas de que nunca me soltaras. En algún momento me miraste a los ojos y sonreíste, tenías algunos rastros de sangre seca en el rostro luego te saldrían algunos moretones que te durarían algunas semanas. Finalmente soltaste mi mano, me desilusione un poco pero a los segundos tomaste mi rostro con ambas manos, te acercaste lentamente a mí. Por mi mente pasaba muchas cosas, iba a recibir mi primer beso de un hombre y esta vez no lo iba a impedir. Finalmente estabas a centímetros de mis labios, sentía tu aliento, era dulce, deseaba que te apresuraras, deseaba sentir la suavidad de tus labios.
 ¿Alguna vez pensaste en la muerte?¿Quizás, sea la única salida?Aunque he buscado miles, no he podido encontrarlas.He intentado escapar varias veces de este lugar, pero nunca lo logre.Hasta que llegaste tú, me mataste en vida, enamorándome, queriéndome, amándome.Este amor solo morirá cuando yo muera, porque aun deseo escapar de este lugar vacío. Aunque sé que aunque muera, aun me amaras, es lo único que lamento.

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