jueves, 11 de junio de 2015

Bilateral - Inocencia (capitulo 1)

Miraba sus manos, al igual que la mayor parte de su cuerpo mostraban manchas de un carmesí intenso, durmiendo en un charco que mantenía su temperatura corporal, por momentos lloraba pidiendo ayuda, y por momentos reía locamente, a veces gritaba, y a veces solo se quedaba mirando perdidamente la oscuridad. Solo eran recuerdos de aquellas noches, de la soledad que ha llegado a sentir, que las revive en sus pesadillas, de las cuales se despierta con la camisa del pijama pegada al cuerpo debido a la transpiración, agitado, ¿quién no tendría miedo?, al recordar sus mayores miedos de la niñez, pero quién diría que a aquella edad de tan solo cuatro años, ya le tenía miedo a la muerte, solo por haber visto morir al chico que cuidaba de él, que lo protegía, que era como su hermano mayor. Con solo tratar de recordar como termino aquellas noches en soledad, le duele rotundamente la cabeza, como un mareo, que lo dejara inconsciente, dejándolo caer al vacío. En aquel edificio sintió algo que no pudo sentir nunca, el viento lo abrazaba, lo hacía sentir tan seguro, era como sentir los brazos de su madre, que por aquellos días lo habría estado buscando desesperadamente, porque así era ella, sobreprotectora. La policía lo encontró aproximadamente diez días luego de la muerte de su amigo, aun durmiendo en aquel charco, tiritando de... ¿frio?
Cuatro secretos representan su cadena, cuatro uniones. A quien ama, quienes son...
-Te lo digo así una vida de 80 años tiene creo que 15 mil días... Hace la cuenta cuántos gastaste ya... Calcula los que te quedan si es que llegas a los 80, y fíjate cuantos vas a seguir tirando al tacho para ella... Sólo eso, el resto te lo dejo a vos.
La típica charla, si se sentía decaído, cansado o simplemente no desea hablar con alguien todos llegan a la conclusión de que estaba mal por ella. Ahora estaba recibiendo el sermón de unos de esas personas que pensaban que su mundo se acabaría, simplemente por ella, era verdad que estaba mal, pero poco a poco la superaba, poco a poco se llega lejos, o ese dicen.
-¿por qué siempre piensan que estoy mal por ella, porque no se dan cuenta que en mi cabeza hay algo más que ella...?
Y así era, en ciertos momentos sus pensamientos eran ocupados por sus pesadillas, recuerdos que iban y venían, imágenes de aquellas noches, era como hacer un repaso de su infancia, un raro resumen.
-La vida está hecha de tiempo no de sentimientos, aunque se vuelvan estables van a cambiar de vuelta, por algo el cerebro es más grande que el corazón, para pensar más y sentir menos
-sé que estoy enamorado, ¿pero es necesario que me recuerden que sólo me amaron por lastima? ¿Sabes, en mi cabeza no solo esta ella?
-lo sé, pero aquí...- con el dedo índice, golpeándolo suavemente en el pecho, señalando su corazón le dijo-... si lo está, solo ella
- ahí donde tu señalas no hay nada, y si sigo vivo y de pie, es por mi fuerza de voluntad
- sigo diciendo que exageras, no podrías vivir sin un corazón
Se fue, sin decir una palabra <<seguiré de luto>> solo eso quiso decir, pero nadie lo entendería, así que prefirió irse. Al finalizar las clases, ya de noche, volvía por el camino de la calle escondida, como un pasaje de aquel barrio donde tan solo hacía dos años atrás se había mudado. En aquella calle, recordaba momentos de felicidad, pero que en aquel momento, lo lastimaban, ahí se imaginaba él, en aquel día donde estaba abrazado con la persona que él amaba, y ahora solo tenía recuerdos, que le cortaban el interior, y hubiesen roto más su corazón, si aún le perteneciera.
<<Otra vez luna llena>> no es que fuese a convertirse en hombre lobo, solo que le recordaba aquellas noches de soledad. Subió a la terraza de su casa, como lo hacía cuando necesitaba pensar, y recordó, la recordó a ella, y una lágrima cayó
-no puedes ser tan idiota, llorar por alguien que no te amo, inepto, me avergüenzas, llorar por una mujer
-...
-¿Acaso no dirás nada?
-...
-estúpido, ni siquiera te habrá amado, solo tenía lastima de ti.
-sal de aquí ahora, que te importa si me amo o no, a ti no te importa el amor.
-ja ja idiota, idiota, sabes bien que no me iré, vamos a poner un poco de adrenalina a tu noche, ¡así que desaparece!
-estúpido Stephanoz.
Se levantó como si nada, olvidándose de esa mujer, y como si no dejase nada atrás se escapó de sus pensamientos, abandonando esa terraza.
El peor enemigo que podemos tener somos nosotros mismos, Christopher tiene un otro yo que lo ha intentado matar una y otra vez, en realidad no matarlo, si no hacerlo sufrir, ha estado noches en los hospitales por el siempre hecho de que era débil y no podía ganar las guerras mentales que su compañero de mente les daba, al ganarlas tomaba posesión de su cuerpo, al ser dueño por unas horas de aquel cuerpo compartido, se metía en varios problemas, desde peleas callejeras, de las cuales solía perder solo para que luego sintiera el dolor, o se cortaba el cuerpo para que no pudiese levantarse, el mundo se le venía abajo, no tenía la suficiente fuerza para controlar a quien deseaba matarlo por errores del pasado.
SaM:-aun no sé cómo no te has matado saltando de terraza en terraza
Christopher:- no voy de terraza en terraza, solo salgo por el techo para poder salir.
SM:-¿sabes que te podrás matar verdad?
C:-no es mi culpa
SM:-trata que los vecinos no te vean, o pensarán que eres un ladrón, sólo ten cuidado, y contrólalo más
C:-lo sé
Dos personas en un cuerpo, dos personalidades, odiándose uno al otro, sin darse cuenta que se necesitan el uno al otro.
Ángel:-juguemos a las escondidas, ve a esconderte, yo te buscaré, y no veas
Stephanoz:-vamos a escondernos, él sabe jugar muy bien, esforcémonos y no dejemos que nos encuentre
Christopher:-okey, encuéntranos, digo encuéntrame
A:-ve a esconderte
Como todos los niños se emocionaban al jugar, con una sonrisa en su rostro, corrió a esconderse, quería ganarle
ST:-¿no crees que se está tardando mucho?
C:-sí, ¿vamos a ver?
ST:-sí, pero ten cuidado, capaz es una trampa para atraparnos, así que vamos a escondidas.
C:-okey
aun él creía que estaba jugando, iba escurriéndose entre arbustos, y árboles, para que él no lo viera, lo encontró, junto a otras tres personas, el niño pensó que eran amigos de su compañero de juegos, <<no vale>> decía mientras corría hacia ellos, pero no estaban jugando, su compañero de juegos, estaba tirando en el suelo, el si se había percatado de que el venia, hizo un rápido movimiento de cabeza, negando para que no se acercara, el niño comprendió y se alejaba de a poco de él, los otros tres hombres, que ahora comprendía que no eran amigos, golpeaban en el estómago a su amigo, puñetazos, patadas, de la boca de Ángel salía sangre, miraba a los ojos del niño susurrando <<corre>>
-no idiota, no puedes abandonarlo, mira, está dañado
corrió lo necesario para estar a salvo, pero lo suficiente para aun poder ver lo que le pasaría a Ángel, los otros tres hombres aun lo golpeaban, sus labios se movían, le decían algo, el niño no entendía lo que decían, uno de los hombres, el más alto, saco algo brillante de su bolsillo, era un cuchillo, los ojos del niño se llenaron de lágrimas de rabia, él no podía hacer nada, el más alto de los tres agresores, se arrodillo junto a Ángel, levanto el cuchillo en lo alto y como cada noche despertaba con la camisa pegada en la piel, con su respiración agitada, y buscando en la ventana alguna respuesta, pero nada, solo la lluvia...
-lluvia -dijeron los dos a la vez, y de pronto algo recordó, en las noches de soledad en aquel edificio abandonado la lluvia caía, entrando por los huecos por donde debían estar las ventanas, el niño estaba tirado en el suelo, y la lluvia que entraban por los huecos hacían un charco junto a él, el tiritaba de frio, de dolor, y más que nada de miedo.
-me parece que has matado al equivocado
-él estaba con el niño, el más que nadie debía saber dónde estaba
- bien, lo interrogaste, amenazaste, torturaste e incluso lo has matado y nada
Esos tres hombres hablaban de Ángel, el niño se dio cuenta que lo buscaban a él, por su culpa mataron a su amigo de infancia. Lo que acaba de escuchar lo pondría furioso. El mundo volvía a caer sobre sus hombros.
-¡déjame salir!
-no... No puedo... nos pondrás en peligro –susurraba para sí mismo, no podía gritar, si lo escuchaban, estaría perdido.
-¡el murió por nosotros! ¿Crees qué podemos dejar esto así?
-¿Crees que podemos hacer algo ahora?
-ahora no, pero algún día si
A la edad de catorce años dejo de tener sueños del niño en aquel edificio, o de la muerte de Ángel, a partir de esa edad, soñaba con calles oscuras, estrechas, como callejones, a veces soñaba con esas calles pero de día, inundada de gente, que iban de un lado a otro, risas de niños, y de la nada la noche caía, ya no se escuchaban risas, solo llantos, ladridos de perros, gritos, ahora solo veía a una persona que por momentos caminaba con serenidad, y por otros corría con desesperación, dirigiendo su mirada por todos lados, controlando que no lo siguieran, con el sudor en la frente. En un momento ese hombre pensó que ya no había nadie detrás de él, pero luego comenzaba a gritar
-perdón, no era mi intención, solo me deje llevar por la tentación, el me obligo
La persona frente a él reía locamente, había perdido la cordura, había perdido todo.
-¡NOO!
Y despertaba, con una sonrisa en su cara, se levantó de la cama, y fue directo a la tele, la prendió y buscando algún noticiero, y con una pequeña sonrisa de satisfacción escucho
-... Se encontré en la madrugada de este día, a un hombre ahorcado con un alambre de púas, la victima tendría unos aproximados 44 años.
Él sonrió, y dejó escapar una risa,  al final dijo <<solo déjame al del cuchillo>> y en su mente se escuchó, "ok".
Cada noche soñaba lo mismo, en aquel callejón corría un hombre, él sonreía, ahora él podía verse, estaba en el lugar del agresor.
Los pensamientos iban y venían, una tregua entre ellos se creó, pero solo si le daba dos noches para que pudiera hacer lo que quiera, los cortes, los golpes, e incluso los charcos en su memoria pararían, tregua, si venganza es lo que deseaban, deberían trabajar juntos.

I
aun él creía que estaba jugando, iba escurriéndose entre arbustos, y árboles, para que él no lo viera, lo encontró, junto a otras tres personas, el niño pensó que eran amigos de su compañero de juegos, <<no vale>> decía mientras corría hacia ellos, pero no estaban jugando, su compañero de juegos, estaba tirando en el suelo, el si se había percatado de que el venia, hizo un rápido movimiento de cabeza, negando para que no se acercara, el niño comprendió y se alejaba de a poco de él, los otros tres hombres, que ahora comprendía que no eran amigos, golpeaban en el estómago a su amigo, puñetazos, patadas, de la boca de Ángel salía sangre, miraba a los ojos del niño susurrando <<corre>>
-no idiota, no puedes abandonarlo, mira, está dañado

corrió lo necesario para estar a salvo, pero lo suficiente para aun poder ver lo que le pasaría a Ángel, los otros tres hombres aun lo golpeaban, sus labios se movían, le decían algo, el niño no entendía lo que decían, uno de los hombres, el más alto, saco algo brillante de su bolsillo, era un cuchillo, los ojos del niño se llenaron de lágrimas de rabia, él no podía hacer nada, el más alto de los tres agresores, se arrodillo junto a Ángel, levanto el cuchillo en lo alto, como si estuviera a punto de sacrificar a algún animal para pedir perdón, para agradecer, bajo con fuerza el cuchillo y lo clavo en el estómago de la víctima, de los ojos de Ángel salían lágrimas, y con las pocas fuerzas que le quedaban volvía a repetir las palabras que aquel niño no podía entender, “perdóname, te quiero” una y otra vez hasta que la vida se le fue entre sus heridas y su sangre. 

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